
¡La paz del Señor, mis hermanos! Fuimos llamados al campo misionero y ganar el Ecuador para Jesús es nuestra misión. Dios conoce todas las cosas, él conoce nuestros corazones... Es un privilegio y una bendición poder representar a Cristo y su iglesia en este gran desafío. Sé que Dios nos dio esta gran responsabilidad, de modo que pedimos a los amados, que oren al Señor presentándole nuestras vidas, para que el nos ayude a llevar el evangelio a todos los ecuatorianos. ¡Dios me los bendiga plenamente!